Zanotti, Juan Martin y Rivero Ezequiel.
Universidad Nacional de San Luis (UNSL)/Universidad Nacional de Quilmes (UNQ)/CONICET.
El trabajo que aquí presentamos aborda la actualidad de la televisión de proximidad en el contexto argentino, dentro de un escenario de alta concentración de la propiedad y centralización geográfica de la producción de contenidos, atravesado por cambios en el audiovisual en un sentido amplio. Dicho panorama dificulta la exploración de un mapa nacional donde esta modalidad televisiva pueda visibilizarse y proyectarse, a lo que debe añadirse la escasa apropiación del concepto de “proximidad” tanto en el diseño de políticas como en la tradición académica local para pensar la inserción de este tipo de emisoras, expresada a su vez en la falta de antecedentes específicos de investigación.
La relativa ausencia de literatura en esta clave, a diferencia de otros países de la región, no implica que existan menos herramientas teórico-metodológicas para abordar formas televisivas que ingresan dentro de la caracterización de cercanía, pero sí amerita un esfuerzo de adecuación conceptual. Una suerte de traducción que lleva a recuperar la categoría productivamente como alternativa frente a medios masivos que se alejan de las realidades locales (Miguel de Bustos y Casado del Río, 2012; Chaparro, 2014), pero con la complejidad de aplicarla para aludir a canales inscriptos en los distintos sectores habilitados por la normativa argentina en función de objetivos y formas de sustentabilidad claramente diferenciados (lucrativo, no lucrativo, público/estatal).
Para abrir entonces el texto se torna relevante formular cruces con trabajos dedicados a estudiar la televisión local desde múltiples entradas. En un primer nivel podríamos señalar estudios principalmente de la Economía Política de la Comunicación que al observar la concentración de la propiedad de medios en el nivel nacional y retratar la histórica centralización de la producción en la industria televisiva en la zona del Área Metropolitana de Buenos Aires (AMBA), se dedicaron a la clasificación por sectores y ramas industriales (Becerra y Mastrini, 2017).
Otros antecedentes que dialogan con los anteriores, pero agregan otro valor, se enfocan por una parte en las políticas estatales y los modos en que se generan modelos de comunicación e impactos en el territorio (Pasti, 2018), y por otra en sistemas mediáticos subnacionales para problematizar escenas con rasgos distintivos a nivel de las provincias y por región geográfica (Picco, 2022). En un segundo orden, aproximaciones sectoriales que podríamos clasificar en función también de los tipos de emisoras: desde un paradigma de comunicación comunitaria, popular y alternativa (Vinelli, 2014, RICCAP, 2019), o lecturas de la renovada oferta de servicios audiovisuales vinculados con canales cooperativos y sin fines de lucro dentro de un contexto de convergencia periférica (Monje y Rivero, 2018), hasta el abordaje de televisoras universitarias como actores emergentes a raíz de políticas estatales que diversificaron la oferta audiovisual (Monje y Zanotti, 2015).
Más allá de las particularidades de los sectores, aludimos a experiencias televisivas que dinamizan vínculos educativos específicos con comunidades de referencia o que se despliegan entre organizaciones cooperativas o comunitarias o en territorialidades específicas en la ruralidad en zonas desatendidas, vulnerabilizadas o de poca densidad sociodemográfica, con escasos recursos estatales para la respuesta de demandas de las comunidades. Nos referimos así a medios que asumen un papel como “vertebradores sociales, difusores de información y cultura y garantes del pluralismo” (Miguel de Bustos et al., 2015, p. 11).
Entendemos que en nuestro país esta noción adquiere significación y puede convertirse en una llave para pensar la descentralización de la producción y distribución de contenidos, desde la pluralidad de perspectivas y la conexión entre los medios y las audiencias locales. Todo ello con el objetivo no solo de figurarse otra representación de voces y realidades locales sino en términos de enriquecer la diversidad cultural vinculada con el audiovisual (Albornoz y García Leiva, 2017).
En este marco el aporte del trabajo consiste en un relevamiento de señales televisivas que incluyeron actores públicos, privados y del sector sin fines de lucro, que operan en las 24 jurisdicciones de Argentina. Para realizarlo se consideraron los registros oficiales que lleva el Ente Nacional de Comunicaciones (ENaCom), organismo dependiente del Poder Ejecutivo Nacional, responsable por la regulación del sector de las comunicaciones, que fueron contrastados con información sobre los canales, cruzados con trabajos académicos y relevamientos sectoriales.
Luego del relevamiento y a partir de la definición de criterios comunes para considerar a las emisoras como televisoras de proximidad, se conformó una base de 259 casos de canales con una composición diversa en términos de sectores: Privado, Estado Provincial, Universitario, No lucrativo Comunitario, No lucrativo Cooperativo, Privado vinculado a Operador de servicios TIC (Tecnologías de la Información y la Comunicación), y Cooperativo relacionado a un Operador TIC. Acerca de este último sector cabe mencionar que representa un caso distintivo de la Argentina tanto por su número y presencia territorial, como por la centralidad que adquieren en la prestación de servicios básicos en lugares apartados de los principales centros urbanos donde ni el Estado ni el mercado llegan.
El trabajo permitió la creación de un mapa sobre la televisión de proximidad en el país, analizando la cantidad de actores involucrados, las distintas relaciones de propiedad bajo las cuales operan y su distribución geográfica. Además, se examinaron de forma exploratoria sus propuestas de contenidos a partir del análisis de las grillas de programación, sobre una muestra de casos. Esta metodología permitió identificar patrones, desigualdades y tendencias o proyecciones.