Rosa, CLaudia y Godoy, Daniela.
UNER-UNNE/UNER.
El sistema carcelario inscribe sus prácticas en los cuerpos de los prisioneros y deja marcas visibles en ellos; por un lado marcas que constituyen una regulación de su conducta, y por otro, marcas –en forma de tatuajes- realizadas por el propio preso en contra de esa regulación. En este sentido, el tatuaje funcionaría como espacio discursivo y visual en el cual se reafirma una identidad particular, individual, privada.
En la subcultura carcelaria el tatuaje es una expresión ligada fuertemente a lo simbólico: es a los ojos de sus hacedores una práctica creativa por excelencia; práctica cuya significación y cuyos motivos son diversos y no se vinculan a las significaciones y motivos que emergen de la práctica estética del tatuaje contemporáneo. Justamente, una investigación de los cuerpos tatuados dentro del sistema carcelario no debe obviar esa diferencia debida al contexto de producción de esta expresión cultural. El propósito del presente trabajo es un intento de visualizar no la emergencia en sí del tatuaje carcelario sino la compleja vinculación de esta expresión cultural con las prácticas de socialización de los presos.