Pérez, Facundo David.
Universidad Nacional de Quilmes (UNQ).
Referirnos a las tecnologías de la información y la comunicación (TIC) implica, hoy, hablar más que solo de aparatos o técnicas. Aún cuando el discurso mediático-hegemónico continúa explicando las “nuevas” tecnologías como algún nuevo dispositivo que se lanza o lanzará al mercado en breve, existe una concepción ampliada del término que pone el foco en los usos sociales que a esos instrumentos se les da, tanto como en la mecánica en sí. Ya hace cuarenta años, Raymond Williams (1992 [1981]) decía que ni la televisión ni la radio fueron lo que cambió al mundo, sino los usos que las sociedades hicieron de ellos. Los aportes de Jesús Martín-Barbero en las últimas décadas del siglo pasado, y vigentes aún hoy, nos invitan a poner la mirada no en los medios, esto es, las TIC entendidas como los aparatos y su influencia en las personas, sino en las mediaciones, esas interacciones entre las prácticas de comunicación y los movimientos sociales y matrices culturales. La investigación que aquí se plantea tiene como objeto de estudio al sexting, la práctica de intercambio consentido de contenido erótico y sexual a través de las plataformas de redes sociales virtuales y mensajería instantánea, en tanto uso no previsto o indeseado por quienes diseñaron dichos programas. No como una “subutilización de sus potencialidades sino la adecuación de las mismas a situaciones sociales, culturales y afectivas altamente significativas para diversos grupos e individuos antes de la llegada a sus vidas de estas tecnologías” (Winocur, 2009:16).
El sexting se configura como un uso no previsto de las tecnologías de la comunicación y los espacios virtuales que genera la interacción a través de ellas. Entendido como un tipo particular de conversación privada, consideramos al sexting como una apropiación de las plataformas de redes sociales virtuales que no fue contemplada, al menos en principio, por quienes diseñaron esas plataformas. No obstante este carácter de uso desde lo contrahegemónico, hoy se trata de una práctica más común y hasta existen plataformas que se presentan como las más seguras y apropiadas para sextear.
Al mismo tiempo, numerosos trabajos previos buscaron responder a la pregunta sobre qué es el sexting desde la mirada de diversas disciplinas, haciendo eje en particularidades de la práctica. Sin embargo, aún cuando estas investigaciones entienden al sexteo como una práctica comunicacional, ninguna de ellas surge del estudio de la comunicación. Al mismo tiempo, estos estudios comparten, en su mayoría, una perspectiva que entiende al sexting como una práctica inherentemente riesgosa y como un peligro para la intimidad de quienes la realizan.
Desde esta perspectiva, este trabajo tuvo como objetivo la búsqueda de significaciones alrededor del sexting por parte de quienes realizan la práctica o la realizaron en el pasado cercano. No indagar con la intención de llegar a una definición perfecta del sexteo, sino a la explicación que jóvenes sexteantes dan (y se dan a sí mismos) sobre el sexting. Para ello, nos ubicamos desde un estudio cualitativo, mediante el uso de cuestionarios semiestructurados en entrevistas personales con jóvenes de entre 20 y 30 años, y les preguntamos sobre el sexting y temáticas adyacentes, como las nudes, las aplicaciones utilizadas para sextear y un mercado de contenidos eróticos que hoy tiene forma de negocio establecido en plataformas como OnlyFans.