Maison, Fabián.
Universidad Argentina de la Empresa (UADE).
El arte de la guerra (si así podemos definirlo) está basado en el engaño. Se trata de fingir incapacidad siendo capaz, inactividad estando activo, proximidad estando lejos, lejanía estando cerca (Tzu, 2003). La propaganda en contexto de guerra es un factor de gran importancia para elevar la moral de las fuerzas propias, debilitar la moral del adversario y lograr el apoyo de la propia población y de países externos al conflicto (Pizarroso Quintero, 2005). Cada contendiente procura definir su posición política y militar desde la gestión de su comunicación en los medios, persuadiendo a los diferentes públicos de la razón y justicia de su proceder (Calcagno, 1992).
Estas operaciones de acción psicológica o de propaganda pueden asumir diferentes formas. La más habitual es el uso de la prensa, pero también se puede recurrir a mensajes con formato publicitario, como spots audiovisuales, anuncios gráficos y carteles; contenidos artísticos, como películas, literatura de ficción, historietas o canciones; lanzamiento aéreo de panfletos sobre las tropas en sus posiciones o emisiones de radio destinadas a los diferentes públicos enumerados más arriba. La guerra de las Malvinas, a pesar de su brevedad, no estuvo exenta de este tipo de acciones, por parte de la Argentina y de Gran Bretaña.
A continuación se exponen tres definiciones de “propaganda”: “Persuasión organizada u organización del consenso” (Edward Bernays, citado en Pizarroso Quintero 2005, p. 54).
“Es la manipulación más o menos deliberada mediante símbolos, palabras, gestos, banderas, imágenes, monumentos, música, etc, del pensamiento o de las acciones de otras personas en lo que se refiere a creencias, valores y comportamientos que aquellas personas llamadas “reactores” consideran como discutibles”.
(Harold Lasswell, citado en Pizarroso Quintero, 2005, P. 54).
“Propaganda es la expresión de una opinión o una acción por individuos o grupos, deliberadamente orientada a influir en opiniones o acciones de otros individuos o grupos para unos fines determinados y por medio de manipulaciones psicológicas.” (Violet Edwards, citada en Pizarroso Quintero, 2005, p 54). La propaganda puede responder a la verdad. La desinformación no. Una definición de desinformación bastante clara dice lo siguiente: “La acción del emisor que procede al ensamblaje de los signos con la intención de disminuir, suprimir o imposibilitar la correlación entre la representación del receptor y la realidad del original” (María Fraguas, citada en Pizarroso Quintero 2005, p 60). En inglés se utilizan dos palabras para aludir a este concepto: “missinformation” (desinformación) y “deception” (engaño). Para Pizarroso Quintero (2005, p 60) la desinformación es la “Difusión deliberada de noticias falsas con una finalidad política de un gobierno con un poder real de hecho”.
Escudero (1996) señala que en el momento en que se produjo el desembarco del dos de abril de 1982, la sociedad argentina no quería no creer. Durante décadas se había construido la convicción de que las Malvinas eran argentinas, y por lo tanto, el acto de recuperarlas debía tener un destino de triunfo.
En este trabajo se hará foco en dos operaciones de acción psicológica llevadas adelante durante la guerra de Malvinas, una por parte de Argentina y la otra por parte de Gran Bretaña. Se trata de la creación de emisoras de radio destinadas al adversario para afectar su moral: Radio Liberty, desde el lado argentino y Radio Atlántico del Sur desde el lado británico. Este recurso no era nuevo en 1982, ya que fue utilizado en conflictos anteriores. Posiblemente el caso más conocido es el de la Rosa de Tokio, durante la Segunda Guerra Mundial, estación de radio japonesa que transmitía mediante voces femeninas en inglés para desmoralizar a los soldados norteamericanos en al Pacífico.
En la guerra de Malvinas se utilizó el mismo recurso, utilizando un medio masivo muy poderoso para influir psicológicamente en los combatientes y en la opinión pública en general.