Díaz; Cesar y Giménez, Mario.
Centro de Estudios en Historia/Comunicación/Periodismo/Medios. Facultad de Periodismo y Comunicación Social. Universidad Nacional de La Plata (UNLP).
El diario que aquí se examina, tuvo junto a los medios gráficos del país su cuota de responsabilidad en la construcción discursiva del golpe de Estado de 1976 y a diferencia de algunos de sus pares que no se asociaron en Papel Prensa S.A. con el Estado dictatorial y los diarios La Nación y La Razón (Díaz, 2009), Clarín (al igual que sus socios) avaló las restricciones a la libertad de expresión, la veda partidaria, la intervención de la CGT y la mayoría de los sindicatos y la violación de los derechos humanos mediante el terrorismo de Estado. Este posicionamiento lo convirtió en un «socio ideológico» de la dictadura, ejerciendo un «periodismo hermesiano» (Díaz, 2011). Recién a partir de 1981 manifestaría una fisura en esta sociedad cuando comenzó a cuestionar la censura cultural (Díaz, Giménez, 2011). Durante la guerra de Malvinas reclamaría por la apertura democrática y la convocatoria a la participación de actores tales como: partidos políticos, sindicatos, empresarios y la iglesia, pues barruntaba que el estallido del modelo económico comprometería el futuro del país. En este sentido, comenzó a visibilizar editorialmente la desocupación y subocupación en el ámbito laboral y como consecuencia la marginalidad, el hambre y el deterioro de la salud de la población. Ante las elecciones generales el 30 de octubre de 1983 no disimuló su preferencia por el peronista Luder, decisión que, ante el triunfo del radical R. Alfonsín, lo convertiría a priori en un medio «opositor» que sostuvo hasta el final de su mandato. En las elecciones de 1989, se volcaría a favor del peronismo.